Tengo miedo…

 

Sí, estoy acojonado. Pero esto también tiene una explicación.

Hace mucho tiempo vi a un personaje que sigo tirándose en paracaídas, primero en tándem y luego él solo, aprendiendo para hacerse ya profesional. La primera vez que lo vi, casi me mareo sólo de ver las imágenes de la tierra a esas alturas.

 

Poco a poco he ido viendo la evolución, salto tras salto y hasta hoy que me ha pasado por la cabeza algo que jamás hubiera pensado: en probarlo. Por un momento, me ha apetecido también probar la experiencia de saltar en paracaídas, por lo menos en tándem.

Supongo que el hecho de enfrentarte a tus miedos una detrás de otra, hace que le cuerpo se acostumbre y al final ya no de tanto miedo. Supongo que ha pasado la ley de Murphy esa y después de ver tantos saltos y saltos en paracaídas, me ha picado el gusanillo de probar, al menos una vez.

Y eso es lo que me da miedo, sí. Pues de algo que pensaba “impensable” en mí, ahora me está haciendo que tenga ganas de probarlo. Creo que estoy loco y aun no lo acabo de asimilar. Y digo yo, con el peso que tengo, ¿seguro que no me estampo?

Dicen que es un deporte bastante seguro y, cierto es, no se escucha ningún percance relacionado con el paracaidismo. En fin, que quería dejar plasmado este pensamiento por si en algún momento me animo, que me acuerde cuándo  empezó semejante locura. Hoy.

Por supuesto, el día que pase, si pasa, lo dejaré grabado, plasmado y escrito. Palabra del niño Jesús.

Saludos, y nos vemos en la próxima (si salgo vivo, jajaja).